hoy posible seguir en detalle toda la historia del interés de
Freud por este tema; aquí bastará delinearla
someramente. Las observaciones clínicas realizadas por
Freud acerca de la importancia de los factores sexuales
en la causación de la neurosis de angustia y la
neurastenia, primero, y más tarde de las psiconeurosis,
fueron las que lo llevaron a efectuar una amplia
investigación sobre la sexualidad. Sus primitivos enfoques
del tema, a comienzos de la década de 1890, partían de
premisas fisiológicas y químicas. Por ejemplo, en su
primer trabajo acerca de la neurosis de angustia (1895?)
se halla una hipótesis neurofisiológica sobre los procesos
de excitación y descarga sexuales; y un notable diagrama
que ilustra esta hipótesis se encuentra en el Manuscrito G
de la correspondencia con Fliess, que data más o menos
de la misma época (aunque ya había sido mencionado un
año antes, en el Manuscrito D, escrito probablemente en
la primavera de 1894). La insistencia de Freud en la base
química de la sexualidad también se remonta a esa época
(se alude a ella en el mencionado Manuscrito D). En este
caso Freud creía deber mucho a las sugerencias de
Fliess, como lo demuestra, entre otros lugares, en sus
asociaciones al famoso sueño de la inyección de Irma, del
verano de 1895 (La interpretación de los sueños, capítulo
II). También estaba en deuda con Fliess por las
afirmaciones de este respecto del tema conexo de la
bisexualidad, al que Freud hace referencia en una carta
del 6 de diciembre de 1896 (Carta 52) y más tarde llegó a
considerar como un «factor decisivo» (pág. 201), si bien
su opinión definitiva acerca de la acción de tal factor
originó su discrepancia con Fliess. En esa misma carta de