SISTEMA METTERNICH Y LA RESTAURACIÓN
El nuevo status territorial
El mapa europeo fue remodelado en el Congreso de Viena (1815), donde se reunieron la
mayor parte de los representantes europeos a propuesta del canciller austriaco Clemente de
Metternich, alma del Congreso. Sus fines fueron aumentar el poder de los cuatro grandes
estados vencedores de Napoleón y prevenir cualquier intento revolucionario y expansionista
francés.
Sus resoluciones más importantes fueron:
Austria, la gran potencia centroeuropea, obtuvo la hegemonía en Italia al recibir
Lombardía y Venecia, con Istria y la costa dálmata, y conseguir la entronización de los
Habsburgo en Parma, Módena y Toscana. Tuvo que renunciar a Bélgica, Posnania y la
región de Thorn.
Rusia, representada por el zar Alejandro I y su ministro Nesselrode, se convirtió en
gran potencia al obtener la mayor parte de Polonia y conservar Finlandia y Besarabia.
Prusia, representada por el ministro Hardenberg, adquirió el norte de Sajonia, parte de
la Pomerania sueca, Posnania, la región de Thorn, Westfalia y la mayor parte de
Renania.
Gran Bretaña, la gran potencia occidental, estuvo representada por el ministro
Castlereag. Se incorporó el reino de Hannover y consigu territorios de gran valor
estratégico: islas Heligoland (Mar del Norte), Malta y las islas Jónicas (Mediterráneo),
Trinidad, Tobago y Santa Lucía (Antillas), El Cabo, isla Mauricio y Ceilán en la ruta de las
Indias, con todos los cuales tenía el control de las rutas marítimas.
Francia, la nación derrotada, que contaba con una nueva monarquía borbónica
restaurada en la persona de Luis XVIII, consiguió figurar en el Congreso de Viena como
gran potencia gracias a la labor diplomática extraordinaria de su ministro Talleyrand.
Volvió a las fronteras que tenía antes de 1792 y se la rodeó de Estados-tapones: el
nuevo reino de los Países Bajos (Bélgica, Holanda y Luxemburgo), Prusia engrandecida,
Suiza (que recibe garantías con la declaración de neutralidad perpetua) y el reino de
Cerdeña-Piamonte, que incorpora Saboya y Niza.
Suecia se anexionó Noruega y Groenlandia.
Alemania, a pesar del interés de los patriotas por conseguir la unidad nacional, se
mantuvo dividida. Se creó la Confederación Germánica , formada por treinta y nueve
estados que contaban con un ejército común. Estaba dominada por Austria y resultó
bastante ineficaz.
Italia también se mantuvo dividida: reino de Piamonte-Cerdeña, los Estados
Pontificios, reino de Nápoles, reino Lombardo-véneto (en manos de Austria) y
pequeños ducados vasallos (Parma, Módena y Toscana).
Metternich
creó un
sistema de
alianzas entre
estos 4
Estados, para
combatir todo
resurgimiento
de Francia
Estas decisiones significaron la hegemonía continental de Austria y la marítima de Gran
Bretaña. Pero el nuevo mapa de Europa tenía errores. El Congreso de Viena sacrificó a los
países débiles y menospreció las aspiraciones nacionales de algunos pueblos, dando primacía a
los Estado dinásticos. De ahí la temporalidad de los acuerdos y el descontento permanente en
Italia, Alemania, Polonia.
La vuelta al Antiguo Régimen
En la Restauración se intentó retornar al Antiguo Régimen y acabar con las ideas liberales
generadas en la Revolución Francesa. La Restauración se basaba en los siguientes principios
teóricos:
1. Legitimidad: el gobierno de los Estados correspondía a las dinastías tradicionales cuyo
poder, de origen divino, no podía ser frenado por una constitución.
2. Responsabilidad: las relaciones internacionales debían estar dirigidas por las cuatro
grandes potencias en conjunto.
3. Equilibrio: entre las cuatro grandes potencias.
4. Intervención: derecho de las grandes potencias a intervenir en los asuntos internos de
otros países frente a cualquier amenaza liberal o nacionalista.
En este periodo se restableció el absolutismo y se volvió a la preponderancia de la aristocracia,
que mantenía su enorme poder económico y social. La burguesía permanecía callada en
general, ya que la paz y el orden convenían a sus negocios. Los campesinos y obreros, en su
miseria, no constituían un peligro. El clero jugaba un papel fundamental de apoyo a la
Restauración y contra las ideas revolucionarias. Sólo existía clandestinamente la oposición de
los liberales y los nacionalistas.
Un nuevo sistema de alianzas
El canciller Metternich jugó un papel decisivo en la configuración del nuevo orden
internacional
Se basaba en el mando conjunto de las potencias vencedoras en oposición al anterior mando
único de Francia en la época de Napoleón. Las potencias se unían en Alianzas para mantener el
orden en Europa; las más importantes fueron:
La Santa Alianza, propuesta como un programa místico-religioso por el zar Alejandro I
y firmada en 1815 entre Rusia (ortodoxa), Austria (católica) y Prusia (protestante). Se
comprometían a instaurar gobiernos de naturaleza cristiana y patriarcal («alianza entre
el Altar y el Trono») y a ayudarse mutuamente ante las revoluciones liberales y
nacionalistas. En virtud del carácter divino de las monarquías y de su responsabilidad
ante Dios asumía el derecho de intervención en cualquier país. Más tarde fue
trasformada por Metternich, máximo exponente de los principios de la Restauración,
en instrumento político. Fue la primera organización internacional de la época
moderna.
La Cuádruple Alianza, surgida al unirse Inglaterra al tratado dos meses más tarde. Era
de un alcance práctico mayor y su principal objetivo era deshacer posibles
revoluciones en Francia y mantener el equilibrio continental. Se trataba de un
procedimiento colectivo para resolver litigios. Será el germen de futuras
organizaciones internacionales posteriores.
La Quíntuple Alianza se formó en 1818, cuando se admitió a Francia en la Cuádruple
en el Congreso de Aquisgrán. Europa quedó regida de forma mancomunada por estas
cinco grandes potencias: Austria, Prusia, Rusia, Gran Bretaña y Francia, que se reunían
periódicamente en Congresos.
Este mecanismo internacional, llamado Sistema Metternich, actuaba como defensor de
las monarquías absolutas frente al liberalismo. Los soberanos eran como «policías
internacionales contra la hidra revolucionaria» en palabras del canciller Metternich, el árbitro
de Europa durante la Restauración.
A partir de 1822, Gran Bretaña, la única potencia liberal, se distanció de las otras y comenzó a
ayudar a los movimientos liberales de los pequeños países. A partir de 1830, Europa se hallaba
dividida en dos bloques de países: el oriental (Rusia, Austria y Prusia) era absolutista, y el
occidental (Gran Bretaña y Francia) era liberal.
Las revoluciones de 1848 pusieron fin al Sistema Metternich.
SISTEMA METTERNICH Y LA RESTAURACIÓN.pdf
browser_emoji Estamos procesando este archivo...
browser_emoji Lamentablemente la previsualización de este archivo no está disponible. De todas maneras puedes descargarlo y ver si te es útil.
Descargar
. . . . .