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Unidad 1.
Problemas, funciones y objetivos - Vezzetti
La “historia de la psicología” se trata de una historia establecida por, y destinada a, los psicologos cómo
incipiente comunidad profesional.
También se encuentra la cuestión de la identidad, qué se construye siempre retrospectivamente.
Las disciplinas suelen constituir filaciones
apoyadas en pequeños mitos familiares qué nombran un
padre, Newton por ejemplo. En el caso de los practicantes de psicoanálisis aqui la paternidad es siempre
cierta e indisputable mientras qué en la psicología se diversifica el elenco de los progenitores. Se puede
recurrir a Wundt, Darwin, Watson, etc. Las disputas de la filiación ofrecen una primera evidencia de una
familia extensa y desorganizada.
El primer objetivo planteado a la historia de la psicología apunta a una función pacificadora y
compensatoria.
Dos posiciones opuestas, podemos hablar de la existencia de dos historias, por un lado, tenemos la
Historia Tradicional, practicada por profesores, y por el otro, la Historia Crítica, desarrollada por
historiadores. El historiador se enfrenta a un doble desafío: por una parte, no puede perder una
familiaridad con su objeto, la psicología, cuyo campo busca explorar e iluminar; por otra, cuanto más se
afirma en el lugar de historiador más se extiende su espacio de trabajo y de interlocución a las disciplinas
históricas.
La función más importante para la disciplina histórica es la iluminación crítica del presente. En el caso
de las ciencias humanas exige no solo tomar distancia de cualquier identidad presupuesta (las ciencias
naturales, el psicoanálisis, etc) sino partir de la diversidad de las condiciones, modelos, conceptos y
prácticas. Sostenida en ese suelo innovador, la historia puede comenzar por interrogar críticamente la
demanda de los practicantes de psicología qué buscan en el pasado un sostén de identidad y puede
emanciparse de las narraciones tranquilizadoras, los desenvolvimientos continuos y la búsqueda de los
“precursores”. La cuestión de la unidad ya no se plantearía como un requerimiento que debe ser
cumplido mediante una narrativa armonizadora, que en verdad habla menos del pasado que del
panorama actual de la psicología. La enseñanza de la historia ya no se concebiría como la transmisión
de un relato ya armado sino como un amplio horizonte para una investigación en marcha. Con intención
crítica, se tratará de que el alumno incorpore, además de información, algunas herramientas de análisis
y, sobre todo, cierta sensibilidad para los problemas de la historia y que la reconozca como un saber
capaz de iluminar cuestiones presentes de la disciplina. Afirmada en la importancia de la investigación,
la enseñanza sobre el pasado reconoce que la “operación historiográfica” encuentra su mejor
productividad en el rescate de los comienzos divergentes y azarosos. Hoy juega a favor de ese giro en la
disciplina histórica un humor genealógico que debe ser recuperado en su potencial innovador sobre las
formas más bien inmovilizadas de los relatos académicos.
En principio, aplicado a la psicología, un abordaje genealógico comienza por rechazar la búsqueda de
un origen y se embarca en una exploración interminable de los comienzos contingentes y las
continuidades dudosas. En definitiva, no hay una historia de la psicología: hay diversidad de psicologías
y pluralidad de historias.
1.La pluralidad en el objeto: Las psicologías.
Partir de la propia “conciencia de crisis” proporciona un punto de mira preferible al de cualquier definición
sobre lo que es (o quiere ser) la psicología. Si la historia busca renovar e interrogar las representaciones
establecidas del pasado, encuentra su mejor punto de partida en la incertidumbre y en la conciencia de
crisis.
La cuestión de la unidad, emerge como un ejercicio compensatorio frente a la heterogeneidad de
tradiciones científicas, objetos, métodos, técnicas y usos de la psicología. El territorio de la psicología se
extiende entre la filosofía y las humanidades, la biología y los estudios del comportamiento, las ciencias
neurológicas y cognitivas; con apoyos en las disciplinas formales, matemáticas y estadísticas y lazos con
las ciencias sociales, las disciplinas clínicas y el psicoanálisis, que contiene en sí mismo un potencial de
diversidad y de conflicto.
Finalmente, hacia el siglo XIX, la diversidad en los comienzos de la psicología puede ser ordenada,
tentativamente, en tres tradiciones: la psicofísica y sus derivaciones en las psicologías experimentales;
el evolucionismo y sus efectos sobre la psicología comparada y evolutiva; y la psicopatología y sus
consecuencias en la clínica de la hipnosis y las formas modernas de la psicoterapia. Se advierte que los
problemas de la constitución científica de la disciplina no pueden separarse de distintos contextos
culturales y de lenguaje. Es posible señalar otros ámbitos, como la psicología colectiva y de las masas,
que establecen sus temas y sus objetos, en relación con esas tres corrientes principales.
Además, en la medida en que la psicología, en su fisonomía contemporánea, nace directamente como
práctica aplicada (como tecnología) ese espectro diversificado debe incluir, como un tema destacado de
la investigación, la dimensión de los usos en la clínica y el diagnóstico, la educación, los grupos y las
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