Con la ayuda de herramientas, el hombre perfecciona sus órganos o remueve los
límites. (Ej.: lentes, cámara, teléfono, etc.).
Exigencias a la cultura: belleza, naturaleza, limpieza, orden. En ningún otro rasgo
se distingue mejor a la cultura que en la estima y el cuidado dispensados a las
actividades psíquicas superiores, las tareas intelectuales, científicas y artísticas,
las ideas. Resorte de las actividades humanas: alcanzar dos metas: la utilidad y la
ganancia de placer. La presencia de los sistemas religiosos o filosóficos indica un
elevado nivel de cultura. Otro rasgo de la cultura, es el modo en que se reglan los
vínculos recíprocos entre los seres humanos: los vínculos sociales. La convivencia
humana es posible cuando el poder de la comunidad se contrapone al poder del
individuo, de este modo los miembros de la comunidad se limitan en sus
posibilidades de satisfacción.
El siguiente requisito cultural es la justicia, seguridad de que el orden jurídico ya
establecido no se quebrantara para favorecer a una persona. El resultado debería
ser un derecho al que todos hayan contribuido con el sacrificio de sus pulsiones
y en el cual nadie pueda resultar víctima de una violencia bruta.
Desarrollo cultural, proceso que abarca a toda la humanidad: alteraciones de las
disposiciones pulsionales. (Son consumidas reemplazándolas permitiendo que
emerja una propiedad de carácter. Ej.: erotismo anal, interés por la función
excretoria se trasmuda en el orden y la limpieza que son exigencias de la cultura,
resultando en el carácter anal). Otras pulsiones son movidas a desplazar las
condiciones de su satisfacción, a dirigirse por otros caminos (sublimación), rasgo
destacado del desarrollo cultural, que posibilita que actividades psíquicas
superiores tales como las científicas, artísticas e ideológicas desempeñen un
papel sustantivo en la vida cultural, este es un destino de pulsión forzado por la
cultura. En tercer lugar, la cultura se edifica sobre la renuncia de lo pulsional, se
basa precisamente en la no satisfacción (sofocación, represión) de las pulsiones.
4.
La convivencia de los seres humanos tuvo un fundamento doble desde la
prehistoria: la compulsión al trabajo (creada por el apremio exterior) y el poder
del amor (erótico, de reproducción y fraterno de meta inhibida, orientado a la
cooperación, ambos son extra familiares ya que establecen nuevas ligazones
afectivas con personas “extrañas”).