EL YO Y EL ELLO
Capitulo 1:
Freud hace una distinción entre los conceptos de inconsciente en el sentido descriptivo e inconsciente en el sentido
dinamico. En el sentido descriptivo tiene que ver con información dentro de nuestro psiquismo que es consciente o
no en ese momento, información que es susceptible de conciencia. En el sentido dinamico es información
inconsciente que no es susceptible de conciencia, que no tiene posibilidad de llegar a la conciencia, a lo cual llama
reprimido.
El YO es la organización coherente de los procesos anímicos en una persona. Tiene como función controlar la
conciencia, la motilidad y todos los procesos parciales. Ejerce la censura onírica. De él parten las represiones.
Lo que esta reprimido se contrapone al yo, y cuando en el análisis uno intenta acercarse a eso que esta reprimido, de
repente el yo exterioriza ciertas resistencias que se oponen. Esas resistencia no son conscientes. Hay una parte del
yo que se resiste, que tiene que ver con la represión que es inconsciente y no puede llegar a la conciencia, pero no es
lo reprimido, es lo represor. Ahí empieza a ampliar su concepto de inconsciente.
Hay un yo que no es equiparable con la conciencia, parte del yo es inconciente. El conflicto no es entre conciente e
inconciente, sino entre el yo coherente y la parte escindida de el que está reprimido. Todo lo que esta reprimido es
inconsciente, pero no todo lo inconsciente esta reprimido.
Capitulo 2:
La conciencia esta ubicada en la superficie del aparato anímico tanto en sentido conceptual como anatómico. A la
conciencia llegan percepciones de dos lados: del mundo exterior, percepciones externas que tienen que ver con los
sentidos; y del mundo interno, que tiene que ver con sensaciones, sentimientos.
Freud hace una distinción entre representación inconsciente y un representación preconciente. La RI es
representación cosa, mientras que la RP es la representación cosa mas la representación palabra añadida. Este
enlace con las palabras es lo que permite que algo devenga consciente o preconsciente.
Todo lo que llega a la conciencia tiene que haber sido alguna vez percepción consciente, excepto los procesos
anímicos internos que para devenir conscientes tienen que trasponerse en percepciones y para ello deben enlazarse
con las representaciones-palabras.
El yo parte del sistema percepción consciencia como su nucleo, abraza al preconsciente que se apoya en los restos
mnémicos. Pero, además, el yo es inconsciente. Freud llama YO a la esencia que parte del sistema percepción, y que
es primero Prcc.
El ELLO es la continuación del yo que se comporta como inconsciente. El individuo se compone de un ello psíquico,
no conocido e inconsciente, sobre el cual se apoya el yo. Lo reprimido es una parte del ello; lo reprimido es separado
tajantemente del yo por medio de la represión, pero se comunica con el yo a través del ello.
El yo es la parte del ello afectada por el mundo externo. Se empeña en hacer valer sobre el ello el influjo del mundo
exterior; se afana por reemplazar el principio de placer por el de realidad. Para el yo, la percepción cumple el papel
que en el ello cumple la pulsión. El yo es el representante de lo que puede llamarse razón. Al yo le es asignado el
gobierno sobre los accesos a la motilidad.
El yo es una esencia-cuerpo, es la proyección de la superficie corporal que parte de las sensaciones corporales.
Capítulo 3:
Dentro del interior del yo existe una diferenciación que se denomina ideal del yo o superyó. Esta pieza del yo
mantiene un vinculo menos firme con la conciencia.
En la melancolía cuando se pierde un objeto se vuelve a erigir en el yo, la investidura libidinal de objeto va a ser
relevada por identificación. Este proceso es muy frecuente, y tiene un papel considerable en la constitución del
carácter del yo. El carácter del yo parece ser la sedimentación de las elecciones de objetos resignadas.
Las primeras identificaciones a los progenitores tienen un lugar especial dentro del psiquismo, son universales y
duraderas. Esto reconduce a la génesis del ideal del yo, ya que tras este se esconde la identificación primera de
individuo: la identificación con el padre de la prehistoria personal. Esta es una identificación directa e inmediata,
mas temprana que cualquier investidura de objeto. Las elecciones de objeto que corresponden a los primeros
periodos sexuales y atañen a padre y madre tienen su desenlace en una identificación de esa clase, reforzando la
identificación primaria.
En el caso el niño, en época temprana desarrolla una investidura de objeto hacia la madre; y del padre se apodera
por identificación. Ambos vínculos marchas un tiempo uno junto al otro, hasta que por el refuerzo de deseos
sexuales hacia la madre, y por la percepción de que el padre es un obstáculo, nace el complejo de Edipo. La
identificación-padre cobra una tonalidad hostil, y a partir de ahí es una relación ambigua. La actitud ambivalente
hacia el padre, y la aspiración de objeto tierna hacia la madre, caracterizan para el varón el contenido del complejo
de Edipo positivo, simple.
Con la demolición del complejo, tiene que ser resignada la investidura de objeto de la madre. Puede tener diversos
reemplazos. Una identificación con la madre, o un refuerzo de la identificación-padre, siendo este ultimo el
desenlace mas normal.
La salida y desenlace de la situación del Edipo en identificación padre o identificación madre depende en ambos
sexos de a intensidad relativa de las dos disposiciones sexuales. Este es uno delos modos en que la bisexualidad
interviene en los destinos del complejo de Edipo. Una indagación mas a fondo pone al descubierto, la mayoría de las
veces, el complejo de Edipo mas completo, que es uno duplicado, positivo y negativo.
Como el resultado mas universal de la fase sexual gobernada por el complejo de Edipo, se puede suponer una
sedimentación en el yo, que consiste en el establecimiento de estas dos identificaciones (identificación padre e
identificación madre) unificadas de alguna manera. Esta alteración del yo recibe su posición especial: se enfrenta al
otro contenido del yo como ideal del yo o superyó.
El superyó no es simplemente un residuo de las primeras elecciones de objeto del ello, sino que tiene también la
significatividad de una enérgica formación reactiva frente a ellas. Cuanto mas intenso fue el complejo de Edipo y mas
rápido se produjo su represión, tanto mas riguroso devendrá después el imperio del superyó como conciencia moral.
El ideal del yo es la herencia del complejo de Edipo, y por tanto expresión de las mas potentes mociones y destinos
libidinales del ello. Mediante su institución, el yo logra dominar el complejo de Edipo y someter al ello. El yo deviene
representante del mundo exterior, y el superyó abogado del ello.
Los conflictos que tenía el yo con las investiduras de objeto del ello se continúan con su heredero, el superyó. Si el yo
no logró dominar las investiduras libidinales del complejo de Edipo que provenían del ello, entonces esto lo logra
mediante la constitución del ideal del yo como formación reactiva a los procesos que estaban en el ello.
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