El modelo de la marea en la recuperación
en Salud Mental (Phil Barker)
Hace no mucho descubrimos a Phil Barker, enfermero psiquiátrico, psicoterapeuta,
filósofo y catedrático por la universidades de Newcastle y Dundee. Autor de
numerosas publicaciones, le debemos el llamado modelo de la marea, que nos ha
parecido del máximo interés y al que queremos dedicar hoy nuestra entrada. Barker
habla acerca del mismo en diferentes escritos y ha sido recogido en obras como
Modelos y teorías en enfermería. Nuestra compañera Raquel Hormiga ha escrito
un brillante resumen acerca del mismo, que, con mínimas adaptaciones, recogemos
a continuación, con nuestro agradecimiento por su permiso para usarlo.
El modelo de la marea es un método filosófico para la recuperación en salud mental.
No es un método de asistencia o tratamiento de la enfermedad mental. El modelo
de la marea es una visión específica del mundo que ayuda a la enfermera a empezar
a comprender qué puede significar la salud mental para una persona en concreto y
cómo se puede ayudar a la persona para definir y empezar el complejo y exigente
viaje de la recuperación. Se basa en la teoría del caos, el flujo constante, las mareas
que van y vienen y muestran patrones no repetitivos, aunque se mantienen dentro
de unos parámetros delimitados. En esta perspectiva, pequeños cambios pueden
crear cambios imprevisibles. La teoría del caos sugiere que existen límites a lo que
podemos saber, y Barker invita a las enfermeras a dejar la búsqueda de la certeza,
abrazando en su lugar la realidad de la incertidumbre.
Una característica clave de la práctica de la enfermería de Barker ha sido la
exploración de las posibilidades de relaciones colaboradoras genuinas. Desarrolló
un interés por el concepto de “cuidar” personas, aprendiendo que la relación
profesional-persona podía ser s mutua que la relación original enfermera-
paciente definida por Peplau.
El modelo de la marea es un grupo de 10 compromisos que son la brújula metafórica
para el profesional. La experiencia del distrés mental siempre se describe en
términos metafóricos. El modelo de la marea emplea metáforas universales y
culturalmente significativas asociadas al poder del agua y del mar, para representar
los aspectos conocidos del distrés humano. El agua es “la metáfora central de la
experiencia vivida de la persona…y el sistema de cuidados que se automodela la
persona con la ayuda de la enfermera” (Barker, 2000).
La vida es un viaje realizado en un océano de experiencias. Todo desarrollo
humano, incluidas las experiencias de la salud y la enfermedad, comporta
descubrimientos realizados en ese viaje a lo largo de experiencias. En momentos
críticos del viaje, las personas pueden sufrir tempestades o piratería. El barco puede
empezar a hacer agua, y la persona puede tener que hacer frente a la perspectiva
de ahogarse en su distrés o estrellarse entre las rocas. Es como si hubieran sido
abordados por piratas y les hubieran robado algo de su identidad humana. Es como
si hubieran desembarcado en una playa remota, lejos de casa y alejados de todo lo
que conocen y saben. Todas las personas en estas circunstancias necesitan, en
primer lugar, un refugio seguro, de forma que puedan retirarse para empezar el
trabajo de reparación necesario en el barco de sus vidas. Cuando se han
acostumbrado de nuevo al movimiento del barco y han recuperado su confianza
para volver a navegar en el océano de su experiencia, las personas tienen que
empezar la completa y desafiante tarea de trazar el mapa de sus recuperaciones.
Esta metáfora ilustra muchos de los elementos de la crisis psiquiátrica y las
respuestas necesarias a esta situación humana difícil.
Tempestades es una metáfora para los problemas de la vida; piratería evoca la
experiencia de una violación o asalto del yo que puede producir un distrés grave.
Muchos usuarios describen la naturaleza arrolladora de la experiencia del distrés
como algo parecido a ahogarse y, con frecuencia, acaba en un naufragio metafórico
en las costas de una unidad psiquiátrica de pacientes agudos. Un rescate
psiquiátrico adecuado debe parecerse a un salvavidas, y debería llevar a la persona
a un puerto seguro donde pueda realizarse el trabajo de reparación humana
necesario.
La enfermedad mental desautoriza, y las personas que presentan cualquiera de las
miles de amenazas a sus identidades personales o sociales, comúnmente
denominadas enfermedad mental o problemas de salud mental, experimentan una
amenaza que los hace humanamente vulnerables. Sin embargo, muchas personas
están lo bastante sanas como para poder actuar por mismas e influir
constructivamente en el sentido de sus vidas. La recuperación es posible, y las
personas tienen los recursos personales e interpersonales que permiten su proceso
de recuperación.
El modelo de la marea destaca la importancia central de: desarrollar el conocimiento
de las necesidades de la persona a través de un trabajo en colaboración, desarrollar
una relación terapéutica a través de métodos diferenciados de delegación de poder
activo, establecer la enfermería como un elemento educativo en el centro de la
intervención interdisciplinaria y la búsqueda de soluciones, resolución de problemas
y promoción de la salud mental a través de intervenciones narrativas.
El trabajo de la enfermera comienza construyendo un puente entre la persona y ella,
de forma creativa, para llegar a la persona cruzando las aguas turbias del distrés
mental en el proceso. Y el potencial para recrear, reescribirlo o reconstruir la historia
con personas asistidas radica en el diálogo. Disfrutando con las infinitas
posibilidades del diálogo interpersonal, se descubren las experiencias de sus
propias vidas, con fortalezas y recursos (no tanto centrado en los problemas), pero
que pueden necesitar ser descubiertos. Entramos en la búsqueda de la historia
personal y ayudamos a crear una narrativa coherente, respetuosa con el lenguaje
diario, el lenguaje natural de la persona. La persona incluye quién es, cuál ha sido
su experiencia, qué necesita la persona de la enfermera y cómo progresar a través
de su historia y crear una historia de recuperación.
Una característica definitoria de este modelo es el énfasis en la narrativa de la
persona a través de su propia voz.
También es una reestructuración significativa de la imagen de la persona cuidada y
el verdadero objetivo de la enfermería. Requiere ánimo y creatividad para
desaprender nuestros modelos basados en el déficit y el concepto de la enfermera
experta.
Los estudios demostraron que los profesionales y las personas cuidadas querían
enfermeras que se relacionaran con las personas de forma diaria y cotidiana. Que
las enfermeras deben responder sensiblemente y con frecuencia a las fluctuantes
necesidades humanas de las personas y sus familias.
Las estrategias incluyen ser respetuosos con el conocimiento y la experiencia de
las personas sobre su propia salud y enfermedad, situando a la persona como eje
director de la interacción, buscando permiso para explorar la experiencia de la
persona, valorando la contribución de la persona, tener interés por la forma como
valida la persona su experiencia, hallar un lenguaje común para describir la
situación, evaluado y revisado conjuntamente, y alentando la esperanza a través
del diseño de un futuro realista.
PARA LANZARSE A NADAR Y EMPEZAR EL PROCESO DE COMPROMISO
TENEMOS QUE CREER QUE:
La naturaleza total del ser humano está representada por el plano físico,
emocional, intelectual, social y espiritual.
La recuperación es posible.
El cambio es inevitable; nada es duradero.
En última instancia, las personas saben qué es lo mejor para ellas.
Las personas poseen todos los recursos que necesitan para empezar el viaje
de recuperación.
La persona es el profesor, y nosotros, los ayudantes, los alumnos.
Tenemos que ser creativamente curiosos, aprender qué debe hacerse para
ayudar a la persona ahora.
PRINCIPIOS:
Curiosidad: la persona es la autoridad principal en el mundo de su vida.
Recursos: centrarse y trabajar con los recursos de la persona: recursos individuales,
recursos en la red interpersonal y social.
Crisis como oportunidad: señal natural de que debe hacerse algo; oportunidad para
cambiar, tomar una nueva dirección en la vida, revisar la vida.
No pensar demasiado: los objetivos iniciales son pequeños y específicos (frente al
punto final del proceso del cuidado).
Elegancia: la intervención más simple posible para que los cambios necesarios
arranquen (frente a intervenciones muy complejas, a múltiples niveles).
LOS 10 COMPROMISOS: VALORES ESENCIALES DEL MODELO DE LA MAREA
Valorar la voz: es la voz de la experiencia, en el relato está el distrés de la persona
y la esperanza de la resolución. La historia del viaje de la recuperación y todos los
planes de cuidados que lo apoyan, debería escribirse en la propia voz de la persona.
Respetar el lenguaje: no hay necesidad de colonizar la historia de la persona
sustituyéndola por el lenguaje con frecuencia arcaico, feo y raro de la psiquiatría, la
jerga de la psicología popular o las ciencias sociales. Las personas ya tienen su
propio lenguaje y es el más potente para describir, definir y articular su experiencia
personal.
Desarrollar la curiosidad genuina: curiosidad por comprender mejor al narrador y la
significación humana de la historia no desplegada de la vida, ya que la persona
escribe la historia de su vida, pero no debe confundirse con un libro abierto.
Llegar a ser el aprendiz: la persona es el experto mundial en la historia de su vida.
Podemos empezar a comprender algo del poder de esa historia, pero sólo si nos
aplicamos con diligencia y respeto a la tarea de convertirnos en el aprendiz.
Revelar la sabiduría personal: una de las principales tareas para quien ayuda es
contribuir a revelar la sabiduría de la persona al escribir la historia de su vida, que
se utilizará para respaldar a la persona y guiar el viaje a la recuperación.
Ser transparente: para ganar la confianza de la persona se ha de ser transparente
en todo momento, ayudando a la persona a comprender qué se está haciendo y por
qué. Así se consigue el tener ganas de hacerse confidencias.
Utilizar el equipo de herramientas disponible: la historia de la persona contiene
numerosos ejemplos de lo que ha funcionado o puede funcionar en esta persona.
Son las principales herramientas que tienen que utilizarse para desbloquear o crear
la historia de la recuperación.
Trabajar un paso más allá: el cuidador y la persona trabajan conjuntamente para
crear una apreciación de lo que tiene que hacerse ahora. El primer paso es crucial,
mostrando el poder del cambio y apuntando hacia el objetivo final de la
recuperación.
Dar el don del tiempo: no hay nada más valioso que el tiempo que pasan juntos el
cuidador y la persona. La cuestión es cómo utilizar ese tiempo.
Saber que el cambio es constante: la tarea del profesional es dar a conocer que se
está produciendo el cambio y cómo puede utilizarse este conocimiento para que la
persona deje de estar en peligro y sometido al distrés, y se oriente hacia la
recuperación.
BASES TEÓRICAS
1. El principal objetivo terapéutico en el cuidado de la salud mental está en la
comunidad. Al final, el objetivo del cuidado de la salud mental es devolver a las
personas a ese océano de experiencia para que puedan continuar en su viaje de
vida.
2. El cambio es un proceso constante, continuo. Uno de los principales objetivos de
las intervenciones utilizadas en el modelo es ayudar a las personas a desarrollar
una concienciación de los pequeños cambios que, en última instancia, tendrán un
gran efecto en sus vidas.
3. La delegación de poder está en el centro del proceso de cuidar. Las enfermeras
ayudan a identificar cómo hacerse responsables de sus vidas, y de todas sus
experiencias relacionadas.
4. La enfermera y la persona están unidas (aunque de forma transitoria) igual que los
bailarines en un baile. Esto tiene implicaciones no sólo sobre lo que sucede en la
relación, sino también por el tipo de apoyo que las enfermeras pueden necesitar de
otros para mantener la integridad del proceso asistencial.
PERSONA EN TRES DIMENSIONES
El mundo, el yo y los demás:
La dimensión del mundo se centra en la necesidad de las personas de ser
comprendidas y de tener validadas sus percepciones. Se realiza una valoración
centrada en la experiencia de la persona, que ofrece la oportunidad de conocer los
problemas o necesidades actuales de ésta. Así sabemos qué recursos en la vida de
la persona ayudarán a resolver problemas o cubrir las necesidades y qué
necesidades deben cubrirse para que se produzca un cambio.
La dimensión del yo se centra en la necesidad de la persona de seguridad
emocional y sica. Una valoración estudia esta necesidad de seguridad, y se
traduce en un plan que identifica el apoyo necesario para garantizar la seguridad
personal y disminuir el riesgo de daño al yo o a los demás.
La dimensión de los demás estudia el tipo de apoyo y los servicios que la persona
necesita para vivir una vida normal. El equipo de trabajo interdisciplinario destaca
en esta dimensión, ya que se incluyen intervenciones específicas médicas, sociales
o psicológicas, al igual que elementos necesarios para la vida diaria: economía,
vivienda y otros determinantes de la salud. La familia, los amigos y otros seres
importantes también ocupan un lugar en esta dimensión.
ESTE MÉTODO, CENTRADO EN LA PERSONA, COMPORTA HACER LAS
SIGUIENTES CUATRO PREGUNTAS:
1. ¿Por qué? ¿Por qué ahora? ¿Por qué la persona presenta esta dificultad
concreta ahora y qué debe hacerse para estudiar el problema?
2. ¿Qué funciona? El objetivo del modelo de la marea es descubrir qué ha
funcionado antes en la persona y qué puede funcionar en un futuro inmediato.
3. ¿Qué es la teoría personal? ¿Cómo comprende o explica la persona su
problema actual?
4. ¿Cómo limitar las restricciones? ¿Qué puede hacer la enfermera y cuánto
puede hacer la persona para que se produzca el cambio terapéutico,
utilizando las intervenciones menos restrictivas?
CUIDADO CONTINUADO
Mediante el cuidado, las personas pueden necesitar cuidados agudos o inmediatos,
transicionales o de desarrollo.
El cuidado práctico, inmediato, se centra en buscar soluciones a los problemas de
la persona a corto plazo, y se centra en qué necesidades deben cubrirse ahora. Las
personas entran en cuidado continuo cuando presentan una crisis inicial de la salud
mental, entrando en el sistema, o cuando se produce una crisis en personas ya
familiarizadas con el sistema.
El cuidado transicional se centra en el desplazamiento de la persona de un entorno
a otro, en forma de cuidado. Aquí es muy importante las relaciones de enfermería
con los colegas y asegurar la participación de la persona en dicha transferencia.
El objetivo del cuidado del desarrollo es una intervención terapéutica o un apoyo
más intenso y a más largo plazo.
Comunidad internacional del modelo de la marea: http://www.tidal-model.co.uk
RESUMEN
El modelo de la marea se desarrolló para la enfermería psiquiátrica en unidades de
agudos con el fin de obtener un modelo más flexible de recuperación de la salud
mental en cualquier disciplina. Destaca formas de delegación de poder del
compromiso, la importancia de la experiencia vivida y una apreciación del potencial
para la curación que radica en reescribir la propia historia o narrativa.
El modelo de la marea ofrece una orientación centrada en la solución y basada en
la narrativa. Describe cómo las personas pueden llegar a apreciar de forma
diferente, quizá mejor, su propio valor y el valor único de su experiencia. El modelo
de la marea abre nuevas posibilidades a las personas. Las enfermeras han de ser
conscientes del desafío de cambiar con los 10 compromisos para someterse al
cambio y crecer y desarrollar, al representar la esencia del modelo de la marea.
http://postpsiquiatria.blogspot.mx/2011/12/el-modelo-de-la-marea-en-la.html
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