Ugo Pipitone
Neocorporativismo y Regulación Social
El reencuentro de economía y Estado resulta tan estrecho que se hace cada vez más complejo
y difícil referirse a la economía buscando en su interior aquellas específicas “leyes de
movimiento”.
¿Dónde termina la economía y dónde empieza la presencia del Estado? ¿Es aún posible
establecer fronteras seguras entre estos dos territorios?
Hay cuanto menos cinco razones centrales para dar una respuesta.
Las decisiones individuales de una empresa tienden a afectar de manera duradera
ciertos aspectos de la economía y de la sociedad. Pueden traer bienestar o miseria. El
retorno del Estado resulta inevitable como condición de coherencia interna de una
organización social cada vez más compleja.
Desarrollo y transformación de “mano de obra” a “clase obrera”, el sujeto que tiende a
mirarse como un conjunto social con intereses específicos impulsados por
organizaciones (sindicatos, partidos políticos).
Con la intervención del Estado, la presión obrera es reciclada dentro del sistema
político, cooptada; reprimida, justificada.
Frente a una presencia social (sindicato) que tiende a expresar voluntades interviene el
Estado y la presión obrera es reciclada dentro del sistema político.
Las crisis de 1873 y 1929 pusieron en evidencia la imposibilidad del mercado para
generar soluciones rápidas. Ante las crisis que amenazan la estabilidad de las
relaciones, el Estado aparece como último recurso de unidad.
La solidez de la posición internacional de un país depende de la solidez de sus
negocios, de ahí que la iniciativa estatal asume un papel de apoyo para las empresas.
Dos guerras mundiales mostraron que el destino de un país como potencia mundial
depende en gran medida de la eficiencia y el poderío de su aparato productivo. Las
relaciones entre burocracia y empresas se fortalece.
En síntesis el Estado llena los vacíos funcionales del mercado y lo vuelve operativo. La sociedad
y la economía resultan moldeadas y orientadas por razones políticas de estabilidad y de poder
que se entremezclan con la valorización del capital.
Visión de Keynes
Son necesarias acciones coordinadas y juicios inteligentes acerca del nivel en que una
comunidad debería ahorrar, acerca de la cuota de estas inversiones que debería dirigirse a las
inversiones exteriores, acerca de la eficiencia del mercado de capitales, así como está
organizado ahora, en distribuir los ahorros hacia las actividades productivas nacionales. Yo
pienso que estas tareas no pueden ser dejadas por completo a criterios individuales y
ganancias personales, como sucede en la actualidad.
La asunción por parte del Estado de un compromiso general frente a la sociedad es la última
frontera para salvar al capitalismo de los propios capitalistas.
Visión de Schumpeter
Observa la pérdida progresiva de una función empresarial, independiente e individual, como
consecuencia del crecimiento de los grandes aparatos productivos.
“El progreso económico tiende a despersonalizarse y a automatizarse. El trabajo de oficina y
de comisión tiende a reemplazar la acción individual.
En un mundo de grandes organizaciones permanentes no es el mercado la única instancia que
registra dificultades de funcionamiento; el sistema político liberal mismo resulta objeto de
presiones que tienden a modificar sus fórmulas y sus prácticas.
El liberalismo se basaba en algunos supuestos básicos que el universo capitalista ha ido
modificando:
1. ATOMISMO SOCIAL: La existencia de individuos que operan en la sociedad sin que
grandes grupos sociales den lugar a organizaciones de intereses permanentes capaces
de incidir sobre decisiones mayoritarias alcanzadas en el seno del aparato
institucional.
2. La visión del parlamento como sede decisional exclusiva en lo referente a los intereses
generales de la colectividad, lo cual excluye la posibilidad que fuera del canal
parlamentario, los grupos de intereses puedan llegar a acuerdos que afecten al
conjunto de la sociedad.
3. La actividad del gobierno debía mantenerse en los términos mínimos.
4. LA IDEA CENTRAL: La autonomía de la sociedad frente al Estado.
Las tendencias al crecimiento del Estado como regulador del proceso económico, la ampliación
de sus funciones sociales y el desarrollo de una “Constitución material” fueron modificando el
Estado de derecho cuyo punto de llegada ha sido indicado como ESTADO SOCIAL.
Subsiste aquí el parlamento como sede decisional central; sin embargo, un número creciente
de decisiones importantes son tomadas fuera del parlamento: en las oficinas donde opera una
burocracia estatal cada vez más numerosa, en las salas de reuniones de representantes
sindicales, patronales y gubernamentales o en las cúpulas de partidos políticos.
También subsiste el pluralismo, el derecho al voto y a la organización partidaria. Los partidos
son reconocidos como organizaciones independientes del Estado y muchos de ellos operan
como agencias estatales de organización popular, como instrumento para canalizar las
inquietudes de “los de abajo”.
El Estado Social no es el resultado de una forma liberal agonizante, es más bien la combinación
contradictoria de dos lógicas de administración. La convivencia es posible en tanto que las dos
lógicas combinen la existencia de cierto garantismo liberal con una necesaria elasticidad
operativa.
El Estado Social se desarrolla entre los límites fijados por el Estado de derecho (realidad
jurídica “normativismo”) y el Estado de excepción (realidad de “decisionismo” puro).
Si bien es el cumplimiento de un largo proceso histórico, su desarrollo más pleno se dio a partir
de los años cincuenta. Desde ese entonces el Estado Social adquiere con más consistencia las
tres características centrales:
Neocorporativismo: Corporativismo informal e imperfecto, en el ámbito del cual las
organizaciones sindicales, patronales y gubernamentales intentan compatibilizar sus
diversos intereses (acuerdos) en salarios, políticas de inversiones, empleo, impuestos,
etc. Implica que los grandes grupos de intereses adquieren una capacidad decisional
sobre temas de relevancia nacional, una capacidad que es del todo exterior al circuito
liberal tradicional, contradicción para la idea liberal de parlamento.
Hay dos características importantes de los procedimientos corporativos necesarios a
subrayar.
A. Los sindicatos tienden a operar como representantes de los trabajadores
sindicalizados que disponen de una mayor capacidad de presión. Los que no
trabajan en grandes empresas no tienen posibilidad de hacer oír sus intereses.
B. Elemento de rigidez. Los sindicatos se convierten en un vínculo que debe ser
tomado en cuenta si se quiere que sigan asumiendo su función colateral de
control.
Welfare State (Estado de Bienestar): Concepto de las ciencias políticas con el que se
designa una propuesta política o modelo general del Estado y de la organización social,
según la cual el Estado provee servicios en cumplimiento de derechos sociales a los
ciudadanos de un país.
Es la extensión creciente de la red de seguridad social y de educación de masas. A
partir de los años posteriores a la segunda guerra mundial que el Estado de Bienestar
se convierte en una pieza decisiva de la organización social del capitalismo avanzado.
El elemento que activa la creciente importancia de los sistemas de jubilación, subsidio
al empleo, educación pública y asistencia sanitaria. Para garantizar la estabilidad social
en un mundo caracterizado por la presencia permanente de grandes organizaciones
sindicales y por una situación de casi pleno empleo, se va imponiendo la política de
redistribución social del ingreso.
El desarrollo de las políticas de bienestar se ha dividido históricamente en dos grandes
y distintos procesos: por un lado, las conquistas sostenidas por amplias luchas de
trabajadores y, por el otro, las concesiones otorgadas “desde arriba” para evitar el
desencadenamiento de conflictos potenciales.
El Estado proporciona a ciertos grupos de ciudadanos un conjunto de prestaciones
denominado como “salario social”.
Estado Administrador (Interventor): Presencia del Estado como interventor y
regulador en la economía.
Se han desarrollado dos fenómenos de gran trascendencia. En primer lugar, la
extensión de normas y reglamentos cada vez más precisos y detallados para la acción
de empresas. Y en segundo lugar, una tendencia al desequilibrio en las cuentas
públicas, proveniente de los gastos sociales y del gasto de apoyo al desarrollo.
Es este Estado Social que la crisis de mediados de los setenta comienza a golpear.
El Estado Social en el centro de la crítica
La crisis en la que entran las sociedades occidentales desde mediados de los años setenta,
puede expresarse en dos dimensiones:
1. Como crisis de la integración recíproca entre las prácticas sociales dominantes en el
capitalismo avanzado.
2. Como crisis de los sistemas de control de tales prácticas sociales.
El Capitalismo que cambia.docx
browser_emoji Estamos procesando este archivo...
browser_emoji Lamentablemente la previsualización de este archivo no está disponible. De todas maneras puedes descargarlo y ver si te es útil.
Descargar
. . . . .