proporcionada por los receptores sensoriales que detectan estímulos tales
como tacto, sonido, luz, dolor, frío, calor, etc.
Los receptores sensoriales convierten la energía del estímulo en una señal
nerviosa, en la que está codificada la información y las características del
estímulo. A continuación se transmite desde el receptor, mediante una serie de
neuronas y relevos sinápticos, hasta las regiones cerebrales específicas,
denominándose proceso sensorial. La infraestructura del sistema nervioso
encargada de sustentar este proceso se llama sistema sensorial y consiste en
el conjunto de neuronas y sinapsis excitatorias e inhibitorias que van desde la
periferia (superficie corporal u órgano receptor) hasta los niveles más altos del
sistema nervioso central.
Con todo, este proceso forma parte de otro más amplio: la percepción, en el
cual, la información sensorial se integra con la información previamente
adquirida, por lo que se añaden elementos subjetivos que pueden matizar la
sensación. Por lo tanto al hablar de percepción hay que contemplar un proceso
activo e integrador en el que participa todo el cerebro.
Los receptores sensoriales son los encargados de convertir los estímulos en
mensajes nerviosos. El estímulo normal y apropiado para un receptor es el que
presenta el umbral más bajo con capacidad excitatoria. A este estímulo se le
llama "adecuado o específico" e implica la mínima intensidad necesaria para
que pueda ser detectado. Aunque un traumatismo ocular puede provocar
destellos luminosos, los estímulos adecuados para la visión son los
correspondientes a ondas electromagnéticas dentro del espectro visible. Esta
idea está en relación con la Ley de Müller de las energías sensoriales
específicas que postula: “ ... el tipo de sensación no está determinado por el
estímulo, sino
por el órgano sensorial estimulado, y por la zona del sistema nervioso central
donde se procesa la información”.
Información sensitiva
La información sensitiva, viaja en forma de potenciales de acción de igual
amplitud pero de frecuencia variable y sólo son discriminadas en el cerebro. El
cerebro no determina el tipo de estímulo porque todos llegan como potenciales
de acción, sino a través de donde llegó el potencial. Cualquier actividad que
llegue de los fotorreceptores se decodificará en el centro de la visión como luz;
si, por algún motivo, llegase al centro del oído, se interpretaría como sonido.
Para evitar "malas interpretaciones", los órganos sensitivos están equipados
con sistemas que aíslan a sus receptores del contacto con otro tipo de energía
estimulante. Así, cuando recibimos un golpe en un ojo, vemos estrellas.
Conversión de energía en una señal eléctrica
Consta de cinco pasos:
1) Absorción: Debe absorberse la energía estimulante.
2) Transducción: La energía debe convertirse en un evento eléctrico.